Dilo todo al revés.

Te olvidé nada más que saliste por la puerta. Nunca te quise, es más, jugué contigo. Para mi eras como uno de esos chavales de una noche, que conozco, me arrimo, y luego olvido. No me parecías guapo, ni tampoco me encantaba cuando me acariciabas. Las noches contigo eran un pasatiempo más de otros tantos que he vivido y de los que me quedan. Odiaba que me cogieras de la mano, y también los paseos junto a ti. Nunca me gustaron tus ojos, ni tampoco tu sonrisa. No tenías ni la más mínima importancia para mi. Y sí, puede que sí, puede que sea una mentirosa compulsiva.